José María Perea: «Siempre me ha dolido Alicante y a lo largo de los últimos años de una manera angustiosa»

José María Perea durante la entrevista: "Uno de los retos de las ciudades es recuperar la calle, la vida en la calle, como se hacía en nuestra infancia y juventud"

José María Perea durante la entrevista: «Uno de los retos de las ciudades es recuperar la calle, la vida en la calle, como se hacía en nuestra infancia y juventud»

Tres grandes pasiones se han cruzado en la vida de este hombre: Alicante, el periodismo y la Política en mayúsculas. A ellas, además de a su familia, ha dedicado todo su tiempo y de ellas hablamos en esta entrevista-río. Eso sí, sin olvidar el activismo ecologista, una de sus facetas menos conocidas pero sin cuya paleta verde no quedaría completo el cuadro del personaje. Hablamos de José María Perea, el hombre que de niño “practicaba” para poder ser un día director de orquesta, que pudo ser salesiano y que, ya mayor, soñó y no le dejaron ser alcalde de su ciudad. Y, claro, tratamos de mirarlo de cerca para encontrar esos claroscuros y esos olores de la infancia impregnados en su memoria que definen y explican la persona que casi todos conocemos. (*)

-José María, eres, sin duda, una de las personas que mas y mejor conoce esta ciudad. ¿Te duele Alicante?

-Mucho; yo creo que me ha dolido siempre, quizá en estos días no sea lo que mas me duela, pero a lo largo de los últimos años de una manera casi angustiosa, de tal manera que hice mi propósito de relativizar también esos amores.

-Pero hablas de amor…

-Sí. Los amores intensos siempre tienen esas cosas y hay que tomar una cierta distancia para que no acaben siendo una cosa que te inhabilite para otras cosas, o te cree mas frustración que satisfacciones.

-En ese dilema dolor/amor que comentas te queríamos proponer un viaje por la ciudad, recorrerla de tu mano, un breve recorrido por el Alicante de tu infancia y juventud. ¿Qué imágenes te vienen a la memoria de aquel tiempo, de las gentes de entonces, si es que hay espacio para la nostalgia?

-A mí, sobre todo, la imagen que tengo mas clara es la vida en la calle, que yo creo que es uno de los grandes valores que tienen las ciudades y por eso creo habría que recuperar el tema de la calle. Yo nací muy cerca de aquí (la entrevista se realiza en una sala de la Sede de la Universidad de Alicante en Ramón y Cajal), en la calle Bazán, casi esquina con Gerona y, prácticamente, desde que salíamos del colegio la vida era en la calle; nuestras madres y mas en una ciudad como Alicante, con esta buena climatología, a la hora de la cena o la merienda salían al balcón, nos daban dos voces para que subiéramos para el bocadillo. Subíamos y volvíamos a bajar a la calle. La vida, como digo, se hacía en la calle y la calle era una forma de socialización muy importante y de aprendizaje para todos nosotros; en la calle lo aprendías casi todo, desde los juegos infantiles…

-Incluso, según nos contabas antes, parece que hubo en aquel tiempo un proyecto de plasmar en un libro todo ese mundo…

-Si, sí; recuerdo que uno de mis propósitos no cumplidos fue, con Pepe Pamblanco, hacer un libro sobre los juegos en la calle, porque cada tiempo tenía su juego. Es decir, después de las procesiones de Semana Santa recogíamos la cera de los cirios para luego volver a recalentarla y ponerla en las chapas y darles peso para jugar a las chapas. Luego había épocas de las canicas y había época del “churro, media manga y mangotero, a ver si me adivinas lo que hay en el mortero”, y había la época de la comba, la época del correr, y había la época de hacer como lazos con un alfiler para recaudar dinero para la hoguera infantil; es decir, cada momento tenía su juego y de eso participábamos no solamente los críos sino que participaban también nuestros padres.

-Pero, imaginamos que eso era posible en una calle casi sin coches…

-Sí, claro, claro. En la calle Bazán nadie tenía coche, el primer coche fue de uno que tenía un taller de motos por la calle Ferré Vidiella, el Sr. Manolo, y luego el de Lolita la Peletera, esos fueron los dos primeros coches. Y como no había coches, por tanto no podíamos escondernos detrás de ellos, pues eso facilitaba también que nuestras madres bajaran con sillas y salían a la puerta y en verano hacían allí ellas la tertulia mientras nosotros cenábamos con el bocadillo y jugábamos. Ese dominio, ese conocimiento de la calle, yo creo que es muy importante.

-Pero ese mundo casi ha desaparecido en las ciudades e imaginamos que tus propios hijos ya no pudieron vivirlo.

-Yo recuerdo que con mi hijo me he enfadado mucho cuando le preguntaba, cuando salía por las noches, por dónde habéis estado y, en fin, me decía, perdonarme la expresión, “por la calle de los meados”. Resulta que la calle de los meados es la calle San Francisco, que mi madre también hablaba de la calle Sagasta, porque se acordaba de los nombres anteriores a la Guerra; igual que la calle detrás de la mía, que es Cesar Elguezabal, pues era la calle Barón de Finestrat, o la calle de los Ciegos porque allí estaba la sede de la Once, donde se hacía todas las noches el sorteo, entonces el sorteo no era nacional, sino que se hacía en cada ciudad y se hacía con un bombo de esos que tenemos en casa para jugar a la lotería y se sacaban los números, y además cogían a dos personas que pasaban por la calle para que hicieran de testigos del sorteo.

-La calle, en fin, como forma de socialización, de aprendizaje y de ir ensanchando el mundo infantil y el conocimiento de la piel de la ciudad…

-Claro, claro… Entonces nosotros sabíamos el nombre de las calles, sabíamos que Barón de Finestrat se había llamado Teatinos. Y ¿por qué era Teatinos? Preguntábamos y nos decían pues que allí hubo un convento de los Teatinos. Y la calle San Francisco se llama San Francisco porque todo el barrio que iba desde El Portal de Elche hacia la zona del Camino de Castilla, que es lo que hoy es Maissonave, pues se llamaba el barrio de San Francisco porque había un convento de San Francisco, que estaba donde hoy está Hacienda, y la plaza de Calvo Sotelo… Bueno, pues eso, no sé si los chavales de hoy lo saben, si saben el nombre de las calles; y eso es una forma de identificación con la ciudad.

José María Perea se emociona relatando y rememorando todo el callejero del Alicante de su infancia. No sólo el callejero, también el comercio, el pequeño comercio que lo habitaba y que marcaba el pulso de la propia ciudad. “Tu sabías –recuerda Perea- que Castaños era una calle comercial, porque allí estaba Juguetes Rico, porque estaba Juguetes Payá, allí estaban Bolsos Montserrat, estaba el Kiosko de la “Teatral”, la relojería de D. Ludovico Correa, que había sido maestro; es decir, porque había este tipo de establecimientos, porque, bueno, eso hoy se pierde, se ha perdido”.

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«La Explanada era en aquella época como la sala de estar de la ciudad, era el lugar donde todo el mundo se encontraba”

 

 

De ahí, con pequeños parones para hacer memoria, va hilando recuerdos y más recuerdos de una ciudad que ya no está pero que sigue muy viva en su recuerdo, nombres de comercios ya desaparecidos y rematadas casi siempre con un “…pues allí, justo al lado, había un…”. “Es decir –afirma Perea- la gente conocía el barrio, lo vivía, vivía la ciudad, y ese es el recuerdo que yo tengo de mi juventud como más fuerte; eso y cuando empiezo a ser un poco ya adolescente, pues el bajar a la Explanada, los paseos en la Explanada, el Barquillero, el de los Jazmines, el paseo en pandilla, los chicos y las chicas por otro lado y ver si se volvían o no se volvían, es decir ese tipo de socialización que yo en un artículo no hace demasiados años publiqué donde decía que la Explanada era en aquella época como la “Sala de Estar” de la ciudad, era el lugar donde todo el mundo se encontraba”.

-Por lo que comentas, en la actualidad son muchos o somos muchos los que creemos que el Alicante actual no esta pensado para ser vivida por su gente. ¿Como es posible que tras 40 años de democracia estemos, si cabe, peor en muchas cosas?

-Hay varias cuestiones a analizar. Primero el fenómeno del coche, que en Alicante irrumpe de una manera importantísima a final de los años 60. Cuando el ayuntamiento en el 69 decide suprimir los tranvías es porque se habían convertido incompatibles con el coche. En aquella época el accidente mas frecuente era el choque de un coche con un tranvía en la puerta de la Misericordia, el 6, el 4 o el 2, que bajaban por delante de la Fábrica de Tabacos en la Plaza de Santa Teresa y chocaban contra un vehículo (de eso –hace un inciso en su memoria- recuerdo hay una foto de Cholo Arjones que recogimos cuando hicimos las exposiciones del V Centenario del título de ciudad en 1990 que es sintomática). Y Roque Calvo, que entonces era el concejal de Trafico, dijo que el tranvía sobraba. Eso ha sido un fenómeno. Otro fenómeno común a casi todas las grandes ciudades y que los expertos denominan la terciarización de los centros de las ciudades, sucede cuando su habitantes acaban siendo expulsados y se sustituyen por despachos y oficinas que tienen un horario limitado de trabajo y que a partir de las horas que cierran los bancos a las 3 de la tarde ahí ya no vive nadie. Y eso significa que si no hay vecinos ya no hay comercio de proximidad, esa pequeña tienda que ibas a comprar el aceite, donde podías comprar cuarto y mitad -mi mujer todavía me dice trae cuarto y mitad de magro que el arroz es para los dos- y eso mis hijos ya no saben lo que es. Eso, en el momento en que ya no hay vecinos, desaparece, y se nota mucho en los centros de las ciudades, es la pescadilla que se muerde la cola: si ya no hay comercio de proximidad no vuelven los vecinos.

José María Perea junto a Pepe López y Lola Mollá durante la entrevista

José María Perea junto a Pepe López y Lola Mollá durante la entrevista

-Y, ¿qué podemos hacer? ¿Estamos a tiempo aún?

-Pues creo que hemos tardado mucho todos en abordar el tema de que en el centro había que actuar también en la rehabilitación de las viviendas y que esa es una asignatura todavía pendiente para que vuelva a ser habitada el centro de la ciudad. Porque igual que los vecinos de Santa Cruz que veían que sus hijos se iban a San Blas y tenían cuarto de baño y aseo, y ellos se iban con el hijo o se buscaban un piso cerca para irse también ellos a vivir al centro, entre la Rambla y Soto, entre Alfonso y San Fernando, que eran unas casas de otros posibles, gente que tenían más nivel, también tenían serias carencias y son las que había que abordar. Son las discusiones que he tenido cuando era presidente de la PIC (Plataforma de Iniciativas Ciudadanas) o, como periodista, muchas veces con los amigos de la Plataforma Renfe.

-Muchas, demasiadas asignaturas pendientes…

-Sí, sí…; y ahí está pendiente el problema de la inserción de Ciudad de Asis y La Florida con el resto de la ciudad, en este caso con el PAU 1, que está enfrente y no es porque exista unas vallas o unas vías que ahora hay un túnel que se puede que se pueden salvar; lo más importante no es cubrir la vías, es hacer un plan integral para que los que compraron las viviendas al Padre Ángel y que ahora tienen mas de 65 años tienen un problema si viven en un cuarto piso porque no pueden ir a comprar porque no pueden subir las escaleras con las bolsas o los carritos porque no tienen ascensores. Eso debería ser prioritario.

-Y. ¿cómo actuar en estos casos que citas y otros parecidos?

-Lo primero que hay que ver es qué tipo de ascensores y rampas hay que poner para que no terminen, como sucede ahora, convertidos en pisos pateras, casas que sus dueños alquilan casi por horas: mientras unos venden otros duermen. Otro tema, como decíamos antes, es el centro. Y esa es una propuesta que ya vimos en la segunda corporación que yo estuve entre el 87 y 91. Nosotros fuimos la corporación que iniciamos el Plan RACHA –de rehabilitación- del casco antiguo, entre la calle Mayor y las faldas del Benacantil. Bueno, ese plan RACHA, una vez terminado con lo más urgente que yo creo que se hizo, la prueba es que el Ayuntamiento es el principal propietario de viviendas a través del Patronato Municipal de la Vivienda, ese plan habría que haberlo continuado con uno nuevo en el entorno de lo que fue el Barrio Nuevo, alrededores de la Plaza Nueva, barrio que nace en Alicante después de la Guerra de Independencia en 1812 cuando se produce la epidemia de la peste o el cólera, no recuerdo cual fue, y muere mucha gente en el barrio de San Antón y surge el problema que son los enterramientos y se ocupa todo lo que hoy es el Panteón de Quijano, se colmata y así nacen dos necesidades que es hacer un cementerio municipal, que es el que se hace en San Blas, que no es un cementerio municipal entonces sino que es de la Iglesia porque los enterramientos se hacían en torno de las iglesias; y de segundo, es buscar una salida para las personas que han perdido sus viviendas y se piensa en el barrio que va alrededor de la Montañeta, dentro de las primeras murallas que iban por la Rambla y por el sureste de Alfonso el Sabio y la muralla que subía por lo que hoy es Soto, y ahí se crea un barrio nuevo, se levanta el Teatro Principal, se convierte la Plaza Nueva en un mercado al aire libre, de madera, con lo cual se instalan varias actividades ligadas alrededor de la de madera. Nadie se acuerda que en los cines Ana olía a madera, o donde hoy está el Mercadona, detrás de las casas de los militares, ahí había un almacén de maderas antes de ser el cine Chapí, porque toda esa zona tenia proximidad con el mercado de madera que se organizaba por allí. Yo creo que volver a rehabilitar, que sería además una buena actividad para la construcción que necesita quizás no hacer nuevas viviendas y sí una fuente de actividad y trabajo con la rehabilitación; sería prioritario hacer un plan en el que las viviendas antiguas se remodelaran, el tema de los ascensores, los cuartos de baño, y así volver a hacer atractivo vivir en el centro una vez conseguida la habitabilidad. Si, además, tiene buena accesibilidad con medios de transporte público como ahora es el tranvía o los autobuses y hay políticas de favorecer, como se ha iniciado en los últimos tiempos, un sistema de aparcamiento en la calle para residentes, seria nuevamente atractivo para volver a vivir y en la medida que se ha conseguido la habitabilidad se recuperara ese pequeño comercio que no serán fruterías de muchameleros sino seguramente de árabes, pero volverá a haber frutería, lechería, panadería…

«Quizás, en la situación que está Alicante, la primera prioridad debería ser el acometer el problema de la ciudad dual, el de una ciudad para ricos y otra para pobres: eso es absolutamente intolerable»

 

-Sin embargo el panorama y la ciudad dibujadas estos últimos años parece ir en sentido contrario, y, además, siguen cerrando comercios.

-Sí, sí… Estos días ha salido en el periódico el cierre de una panadería tradicional de muchos años en Díaz Moreu, que nosotros conocíamos como la calle de la Santa Cena, porque de allí salía el paso de Salzillo que Alicante perdió porque después de la Guerra se lo llevaron a Orihuela. Vi el otro día, en la Plaza de Navarro Rodrigo, un horno de esos que entrabas y olía porque detrás del mostrador estaba el horno y no un microondas para calentar el pan o convertir en pan la masa congelada, bien, pues ese también ha cerrado.

-Qué imágenes más preciosas, una ciudad que huele, diversa y diversificada…

-Un poco sí. Éstos son, ya no olores de la infancia, sino parte importante en el sistema de convivencia que tienen las ciudades. Se pasa del burgo a la ciudad precisamente por esa multiplicidad de oficios, de actividades y socialización de la vida y en nuestras ciudades eso es hoy muy importante.

-Entonces, llegados aquí, insistimos, ¿por dónde empezar?

-Quizás, en la situación que está Alicante, esta no seria la primera prioridad. Esta, creo, debería ser el acometer el problema de la dualización, un problema común a muchas grandes ciudades. Siempre, desde que el mundo es mundo, hay quienes tienen más y quien tiene menos. Esa brecha existe y ha existido, pero si se agranda y llega a niveles de pobreza con chiquitos que llegan a la escuela sin haber desayunado, de familias que no pueden pagar el comedor, bueno, pues eso, no solamente es una sociedad con muy malas perspectivas de futuro, sino que es algo que al nivel que estamos de desarrollo económico y social es absolutamente intolerable y hoy el mayor problema que tiene la ciudad de Alicante es que la crisis, la gran recesión que llevamos desde 2007 hasta aquí, es que ha abierto esa brecha de una manera prácticamente insoportable y la mayor prioridad que habría que tener es esa.

-Pero, desgraciadamente, no parece ser esta la agenda municipal…

-Yo, la verdad, me indigno cuando oigo que se discute si la banda municipal va a tocar o no en la procesiones.

-Casi toda tu vida en el periodismo ¿Cómo llega uno a querer ser periodista? Háblanos de tus primeros años, del porqué decidiste que esta iba a ser tu profesión…

-Es una cosa rara. Yo no pensaba ser periodista, yo quería ser director de orquesta. De pequeño, me ponía una silla cuanto más alta y en un banquito de aquellos pequeñitos, casi un taburete, pues ponía un papel y cogía un lápiz o un palo y hacía como que dirigía. Luego, cuando llego a ser un poco más mayor, a los 14 o 15 años, lo que quería era ser salesiano y misionero; entonces, todos queríamos ser misioneros, cosa absolutamente apasionante, pero cuando llegó el inspector de los Salesianos a ver a mi padre acabando sexto de bachiller, antes de nuestro primer guateque, pues mi padre le dijo: Hombre, yo preferiría que esperásemos a preguntárselo cuando tenga dieciocho años. Y a los dieciocho ya no me lo preguntó.

-Adiós a las misiones, camino de Madrid…

-Sí, un poco así. A Madrid llego después… Primero, como quería ser salesiano, estuvimos todo ese verano del 63 viendo si me iba o no me iba a Campello, al noviciado de los salesianos, pues no me matriculé en PREU. Tampoco mis padres pensaban en aquellos momentos en darme una carrera universitaria; el sueño de mi madre era que entrara en un banco o en una cosa de esas seguras, mi padre ya había dejado de ser tranviario y era ordenanza en el Banco de España y entonces mi madre pensaba que eso era una cosa segura, trabajar en un banco o en una caja de ahorros, vamos, que estudiara mecanografía. Entonces, no sabiendo qué hacer y yo queriendo estudiar, me matriculé en una academia que había en la calle del Teatro a prepararme el ingreso de Perito Industrial en Alcoy. Ingresé allí, hice primero en Alcoy y a mí Alcoy se me quedaba pequeño y quería irme a Madrid y me fui a hacer segundo de Peritaje Industrial a Madrid. Ahí cogí la especialidad de Perito Industrial Eléctrico y cuando acabo segundo, me quedaba un año, podía ser Perito Industrial y veo que a mí eso no me gustaba y entonces me vuelvo a Alicante, me pongo a dar clases particulares a algunos que hoy han triunfado en la vida, que han llegado a catedráticos de Instituto o tienen una farmacia, que es una buena renta, y me pongo a dar clases y vuelvo a los Salesianos con los que iban tres años detrás de mí para hacer el Preu que no había hecho.

-Pero en tu casa la economía no era, digámoslo así, boyante.

-Así es. Como la situación era como dices, cuando hago el Preu me busco un trabajo en Madrid porque mi familia no podía pagarlo, en Mapfre, la compañía de seguros, tomando siniestros y con eso podía pagarme el colegio mayor. Por las mañanas trabajaba de 8 a 3 y por las tardes iba ya de alumno a Ciencias Políticas, que era una cosa que me gustaba y que incluso pensaba en expectativas. Pero, bueno, sí hago Ciencias Políticas quizás después, mi sueño entonces imposible, pensé poder acceder a la carrera diplomática por ejemplo y digo imposible porque entonces no entraban en la escuela diplomática nada más que los hijos de los diplomáticos; o sea, que era como el colegio mayor que había para los hijosdalgo, que tenías que tener un pedigrí nobiliario para vivir en aquel colegio mayor que estaba, recuerdo, al lado del colegio mayor Nuestra Señora de África.

-¿Cual fue tu primer contacto con la prensa de forma profesional?

-Pues sucedió que trabajando en Mapfre por la mañanas y haciendo Ciencias Políticas por la tarde, surgió una oportunidad. A mi me gustaba mucho seguir los periódicos, leerlos… y era que yo a las seis y media de la mañana recogía los periódicos, hacía una primera lectura y a las ocho menos cuarto más o menos, antes de iniciar mi trabajo en Mapfre, dictaba a cobro revertido una crónica muy breve de apenas cuartilla y media en la que resumía las cosas más importantes que llevaba la prensa de Madrid ese día y eso se publicaba en Primera Pagina, que era un diario vespertino aquí en Alicante.

-De modo, que todo fue como una casualidad.

-Sí. Primera Página fue el primer diario que nace después de la Ley Fraga del 68, el primer diario que se autoriza en España al amparo de la nueva Ley de Prensa. Y esas crónicas, porque a veces comentaba el artículo de Juan de la Cosa o Ginés de Buitrago, que todo el mundo sabía que eran los seudónimos con los que la tercera de ABC escribía el Almirante Carrero Blanco, porque todavía no era vicepresidente del gobierno sino ministro del todopoderoso ministerio de la presidencia.

-Sigue, sigue…

-Pues se ve que les gustaron aquel tipo de crónicas, aquel resumen y sucede que cambia de director Primera Página y el nuevo que llega, Juanito Pérez Benlloch, me llama un día por teléfono (yo nunca había hablado con el director) y me dice: Oye ¿Tú no te vendrías aquí a trabajar de periodista de verdad? Y yo entonces, que tenía 22 años, que me daba cuenta que, bueno, ya había ascendido en Mapfre de tomar siniestros que siempre eran iguales tipo «Vino el contrario y me dio por detrás» -allí siempre la culpa era del contrario que te daba un golpe por detrás en el coche- pues eso, que en Mapfre ya era jefe y había montado la primera imprenta en una compañía de seguros para imprimir, de modo que los botones fueron reconvertidos en el colegio de la Paloma de Madrid con un curso acelerado en trabajadores de offset y con unas máquinas que compré en la Feria de Frankfurt montamos la imprenta… Y en medio de todo ese lío Juanito Pérez Benlloch me ofrece venirme a Alicante y yo, que ganaba más que mi padre, que tenía un piso en alquiler con jardín en el barrio de Moratalaz pero ya había tenido la primera úlcera, pues ser jefe suponía que a veces el director general convocaba reuniones a las seis de la tarde y entonces yo no podía ir a las clases, todo eso me creó una zozobra que pensé: tengo que cambiar de vida y esta oportunidad que me ofrecen de volver a mi tierra y trabajar como periodista… Y me vine.

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«De pequeño yo no quería ser periodista, yo quería ser director de orquesta y, un poco más mayor, misionero salesiano»

 

-¿Como fue aquella vuelta a Alicante?

-El primer día que trabajé como periodista me cesaron porque cuando me pusieron delante de una máquina de escribir confesé que yo no sabía escribir a máquina y entonces me dijo el director: Entonces ¿Para qué te has venido? ¿Para qué te necesito yo a ti si no sabes escribir a máquina? ¡A la calle! Y conforme me iba a buscar la Avenida Aguilera para coger el autobús, o no sé si todavía el tranvía, porque estábamos en el 69, que paraba allí delante de donde había estado el campo de la Viña, pues llega el ordenanza del periódico y me dijo: Que dice el director que vuelva. Y éste me dijo: “Ni mi maestro, que era Vicent Ventura, ni yo, sabíamos escribir a máquina y aprendimos con dos dedos; vuelve”.

-Y, claro, ¿volviste?

-Y a los pocos meses era redactor jefe en el periódico y ahí ya enfilé el año 69 y vi que aquello del periodismo me gustaba y empecé a trabajar como periodista. Primero en la calle. Mi primer destino fue cubrir la Casa de Socorro, que era una fuente diaria de noticias. Allí había un libro en la puerta donde se anotaba la hora y el ciudadano que había sido visto y recuerdo que hice un reportaje porque me llamó la atención que atendían a gentes por mordeduras de ratas y entonces quise averiguar donde vivían esos ciudadanos que habían sido mordidos por las ratas. Como se ponía el nombre y la calle donde vivían me fui a hablar con ellos y, claro, resulta que todas las mordeduras de rata era la gente que estaba viviendo por el Garbinet y los comienzos de Juan XXIII, porque allí había habido un vertedero, el vertedero de Alicante, porque Juan XXIII se edifico sobre el vertedero que utilizaba D. Vicente Marco, que era el que tenía la concesión de las basuras. Y entonces hice un reportaje que alarmó mucho al Ayuntamiento, pero le advirtió de que la primera tarea de desratización no solamente eran los alrededores del Mercado sino también donde habían habido vertederos. Eso le movió a Juanito Perez Benlloch a sacarme de sucesos, que era Casa de Socorro y la Comisaria de Policía, los dos sitios donde me encontraba con Tirso Marin, y pasarme a hacer información municipal.

-Tanto tiempo en el periodismo suponemos te ha permitido vivir en primera persona los grandes cambios de este oficio, la clandestinidad, los nuevos años la efervescencia de la Transición, la brutal crisis periodística de ahora. ¿Cual crees que es hoy en día el papel del periodismo y del periodista en la sociedad de Internet y la globalización, incluso en la ciudad de Alicante?

-Lo que si que es cierto es que en estos momentos han cambiado las herramientas, pero igual que se dijo que la radio iba a acabar con la prensa escrita y no acabó con ella y cuando llegó la televisión se dijo que la televisión acabaría con la radio y con los periódicos y tampoco ha sucedido y eso porque, entre otras cosas, la radio da, la televisión muestra y el poder de la imagen es muy poderoso, es enorme, pero el periodismo tiene que explicar. Es decir, aquello que decía uno siempre en el periodismo, el dónde, quién, cuando, cómo y por qué que dicen los ingleses. Pues el por qué seguramente en la radio hoy lo dan los comentaristas y muchos estamos enganchados a la radio porque lo que queremos es escuchar a las siete de la mañana a Soledad Gallego o a las nueve y cinco a Iñaki Gabilondo, porque es el que te da el por qué, no solamente la noticia. Y en las televisiones el por qué deberían hacerlo los llamados tertulianos, lo que pasa es que a veces aquello es un guirigay seguramente porque habrán hecho un modus vivendi de eso y no explican nada.

-Entonces, según eso que dices, nos sigue quedando el periodismo, el buen periodismo.

-Sí. Sí. Pero en el periodismo escrito el por qué es muy importante. Yo creo que cualquiera de nosotros en los periódicos no busca tanto la noticia inmediata sino la explicación, es decir la opinión que escribe hoy fulano, que cuenta Millás. La columna de ayer, última de la página de El País, de una chica nueva que se ha incorporado hace pocos meses como comentarista y que resulta que es alicantina, pues esa crónica de ayer sobre cómo Rita Barberá ha pasado del caloret al socarret no la puede explicar nadie más que alguien que conozca el mundo de las fallas y de las hogueras y que sepa lo que es ese mundo y lo que significa. Bueno, eso yo creo que sigue estando en vigor, porque la principal misión del periodista es ver y contar la realidad.

-Entonces, insistimos, ¿crees que el papel del periodista y del buen periodismo sigue siendo necesario?

-Yo creo que el papel de los periodistas sigue siendo fundamental. Es más, sin periodistas no hay periodismo, sea en el medio que sea. Y, desgraciadamente, sin periodismo no hay sociedad democrática, porque este es uno de los pilares. La comunicación para que el ciudadano pueda tener juicio y decisión a la hora de emitir su voto, tomar posición, o trabajar con una ONG o con el asociacionismo ciudadano o el de padres de alumnos en la escuela, etc., en fin, todos necesitamos datos, necesitamos información.

-En tu faceta periodística no podemos dejar de citar tu paso por el Club Información, en donde, sin lugar a dudas, dejaste una profunda huella y un ejemplo de que se podía trabajar desde fuera de la trinchera ¿Por qué, eso mismo, trabajar fuera de la trinchera, parece costar tanto en esta ciudad?

-Bueno, yo ahí jugué con dos bazas. Una, el modelo de club ya existía. Es decir, curiosamente en aquella época, el editor de los periódicos de la cadena a la que pertenece Información estaba encima de la edición- hoy lo han dejado en otras manos y ya no está tan encima- y en aquella época prefirió que en lugar de ganar siete ganaba cinco y medio, y ese uno y medio era para los clubs.

-Cuenta, cuenta…  

-Pues creó en Oviedo el Club de Opinión de la Nueva España, en el Faro de Vigo el Club de Opinión Faro de Vigo, en Canarias, en Mallorca, en Ibiza… Tiene unas buenas instalaciones en Levante. En Levante, el club lo inició Consuelo, la mujer de Jesús Prado y aquel modelo ya existía. Es Jesús Prado en la época en la que estoy de gerente de la Fundación Universidad-Empresa y un poco trabajando con Ramón Martín-Mateo y su equipo en el rectorado en la Universidad de Alicante, cuando Jesús me llama y me dice: Bueno, a ver si a la tercera va la vencida. Dos veces lo he intentado, cuando estabas en La Verdad, que te vinieras de redactor a Información. No lo conseguí, a ver si ahora te vuelves como periodista y te ofrezco esto, que seas redactor jefe. Pero quiero que seas para una cosa: Información no tiene club. Para hacer el Club y ya hemos sondeado a la Caja de Ahorros y alguna de sus instalaciones nos la dejarían para iniciar el Club. Así se inició.

-Hablamos del año…

-La conversación fue en diciembre del 92. En enero del 93 me incorporo y el 8 de febrero del 93 se hace el primer debate en las instalaciones de Isabel la Católica, en el salón de actos que había hecho la Caja de Ahorros Provincial en su nueva sede y allí inició la andadura el Club Información. La facilidad entonces era que yo, por el paso por la política, por los años que había estado como periodista en La Verdad, por las dos etapas que había estado en la Generalitat, etc., etc… tenía muchas relaciones. Lo que hoy en día se llama tener agenda, tener teléfonos, saber a quién tocar y el Club Información inició así su andadura, con un presupuesto modestísimo por el que no se pagaba a nadie. La publicidad era la que hacía el propio periódico. El único coste que teníamos era la picaeta que hacíamos en “el Bocaíto” que estaba al lado, y eso después. Era el único momento en el que los que intervenían en los debates departían con una parte que yo iba seleccionando según los actos de los asistentes. No solamente entre autoridades, sino entre gente relevante para que pudieran conocerse. Eso tuvo un enorme éxito.

-Y en esas que aparece la figura de Eduardo Zaplana…

-Sí, por entonces fue cuando el zaplanismo reinante se enfrenta a Información hasta querer ahogarlo y hacerlo desaparecer. Presiona y consigue de quienes entonces dirigían o formaban parte del consejo de administración de la Caja, que nos expulsen de allí, que, sin previa denuncia, no nos dejen celebrar más actos por una cosa que no viene al caso ahora, contar cómo fue aquella circunstancia. Por el primer veto a un participante, nos tenemos que buscar la vida. Primero, alquilamos los salones en el Meliá, después en el Centro Loyola. Ya había iniciado la andadura la Sede de la UA, aquí. Tuvimos que dejar de hacer actividades en las sedes de la CAM en Elche, en Benidorm, etc. Eso empobreció bastante la actividad del club y al final el editor, ante esa situación va y dice, bueno, pues, de perdidos al río. Los sótanos del periódico en Doctor Rico, que son un almacén de papel y de colecciones de periódicos y la rampa de acceso a ese sótano de cuando estuvo allí la rotativa, lo vamos a convertir en Club. Y así se hizo el auditorio, el salón, la sala de exposiciones, eso fue un momento absoluto de cambio porque permitió que el Club pasara de una actividad semanal a una actividad casi diaria, incluidos fines de semana y yo creo que eso también coincide con un momento en que la actividad del Aula de Cultura de la CAM baja y que esta, la Sede de la Universidad está arrancando. Entonces, eso permite que el Club tenga un momento de gran esplendor. Yo creo que hoy el papel del Club, pues, sigue siendo el que es, pero ha bajado porque la sociedad también ha cambiado y porque hoy hay otros espacios para exposiciones como la Lonja, las Cigarreras… espacios sobre todo para los jóvenes que no habían tenido nunca oportunidad de exponer y la Sede, con esta Sede de Ramón y Cajal y ahora con la de San Fernando, pues ha podido multiplicar muchísimo también su actividad.

-Cómo persona bilingüe que eres, ¿por qué crees que el valenciano, o catalán, tiene tan escasa presencia en los medios de comunicación provinciales? ¿Se puede cambiar esta dinámica?

-Bueno, mi primera presencia en un periódico fue con 16 o 17 años polemizando precisamente con un profesor de Universidad, que no daré su nombre, por el tema del valenciano porque este había escrito una carta a Félix Morales, que era por aquel entonces director de Información y fue el que más potenció la sección de cartas al director que se convirtió en casi una de las pocas cosas en que se salían de las márgenes estrictas de lo que te mandaba Piresa, la agencia Efe o las editoriales del régimen, en aquel momento no había páginas de opinión más que las que se enviaban a través de la cadena de la prensa del movimiento. Entonces, casi el resquicio mayor de donde atisbaban las cosas eran las Cartas al director. Yo he leído cartas al director, entonces, de José Vicente Mateo que, al final, acabó siendo colaborador en Opinión hasta que en el referéndum de Franco en el 64, el referéndum previo a la designación de D. Juan Carlos como sucesor, dijo que votaría no y entonces   desapareció, él, Contreras y un montón de. Entonces, yo escribí defendiendo el tema del valenciano.

-Pero tu no eres de tradición familiar valencianohablante…

-No. Yo, en mi casa, no tenía tradición. No soy valenciano parlante materno. Mi madre era de Fortuna, un pueblo de la provincia de Murcia. Mi madre no decía en valenciano nada más que una palabra cuando iba al mercado; y mi padre, de la Vega Baja, de Callosa de Segura, no le he oído hablar en valenciano más que alguna vez en los toros, curiosamente. Es decir, no hablaban, bueno, como la mayoría de habitantes de la ciudad de Alicante, y más, después de la fuerte inmigración que se produce en los años cincuenta cuando desde tierras de Albacete, de Jaén, de Murcia… llegan como inmigrantes a Alicante. Y el valenciano lo aprendo cuando voy a estudiar a Alcoy, justo el año que estoy en Alcoy. Y curiosamente, lo aprendo a escribir cuando estoy en Madrid, porque, entre otras cosas, hacíamos tertulia los alicantinos que estábamos en el Colegio Mayor San Juan Evangelista y uno era de Mónover, l’altre de La Vila i aquells parlaven valencià. Y allí, un poco por, yo diría, convicción política, me dedico a empezar a leer en catalán por primera vez a Salvador Espriu, a Josep Pla, y a conocer a nuestros autores. El Tirant lo Blanc lo intenté y me costó muchísimo, yo creo que es difícil de leer, en eso tenía razón anoche aquí, Llamazares, que es más difícil de leer que El Quijote. Que El Quijote es mucho más divertido que El Tirant lo Blanc, sin embargo, las crónicas de Ramón Montaner son más graciosas, son más asequibles y con estas lecturas empecé yo.

-Pero el valenciano está casi ausente en los medios de comunicación…

-Los medios de comunicación responden a las necesidades del mercado y el mercado aquí es muy poco valenciano hablante y entonces, un periódico, por ejemplo, como Información, se ha ido abriendo. Las cosas que le llegan en valenciano se publican, pero eso es cosa de los últimos quince años, no antes. Cuando yo volví al periódico, en el 93, apenas había presencia. Yo, en La Verdad, en los años que estuve en La Verdad, hice la gestión con Amadeu Fabregat para que publicásemos unas lecciones de valenciano elemental que se publicaba en un periódico que se imprimía en Murcia y que aquí no tenía nada más que una delegación, pero fue el primer periódico en el que se escribió. Se hizo un curso elemental de valenciano y se empezaron a publicar algunas cosas. Pero, sí, es muy difícil. Ahora, por ejemplo, en Información no hay más que un colaborador fijo que escribe en valenciano, que es el fraile de Montserrat que, además, hace unas cosas muy, que tienen mucho sabor, y va ligado casi siempre al Santoral y a las fiestas, pues este es un fraile, un benedictino de Montserrat, de un pueblo de Valencia que mandó sus primeras colaboraciones a Levante e Información. El Levante no se las publicó y aquí se las publicamos. Recuerdo mi etapa final en Información, cuando dejé la dirección del Club Información y estaba solamente como redactor jefe adjunto a las tareas que el director me pudiera encargar. La que me encargó durante casi año y medio fue llevar las páginas de Opinión y tuve el contacto con él, quise conocer quién era este fraile de Montserrat y allí sigue. Lo sigue mandando y se sigue publicando. Lo que no sé es los lectores que tiene porque, a veces, si la gente quiere que haya cosas en valenciano, debería de mandar cartas al director en el que apoyara ese tipo de presencia. No se hace. Es infrecuente.

Congesodiputados

 

«Podemos y Ciudadanos han venido para quedarse y si la realidad de lo que quiere el pueblo español es una pluralidad política, tenemos que empezar a andar ese camino de gobernar en coalición»

-Cambiemos de tercio. Si hay otra parte fundamental en tu biografía esa es tu lado político. Juventud en el PC, militancia en el PSOE, concejal en los primeros ayuntamientos, cargos importantes en el Consell de Joan Lerma…. Lo primero ¿sigues militando en el partido de Pablo Iglesias?

-Si, bueno, en el de Pablo Iglesias, el otro –risas-, sí; sigo militando, pero también quiero que eso no me angustie. Es decir, que además he decidido que no quiero angustiarme con nada y sobre todo desde que soy abuelo no quiero transmitir que mi nieta perciba en mí ningún tipo de angustia. Hay cosas que no me gustan, y a la hora del voto sigo siendo igual de libre, y puedo decir que ha habido en alguna elección que no voté a Felipe cuando me pareció que no estaba actuando frente al caso Filesa, etc., con la contundencia que tenía que actuar ese gobierno.

-Es esa otra manera de mostrar la fidelidad política…

-Si, si claro… pero sin embargo sigo defendiendo el enorme papel que el Partido Socialista ha hecho, sobre todo en la Transición y en la modernización del país, y sobre todo es evidente que el gran mérito del Partido Socialista en todos estos años no es firmar en el año 86 el acta de entrada en Europa, si no entrar en Europa con la fuerza que se entra y con el compromiso que supone. Hoy, casi nadie recuerda que si hoy existe la ciudadanía europea es porque en el Tratado de Maastrich Felipe González, representando a España, consigue que por primera vez se incluya el concepto de ciudadanía, que es importantísimo, porque sin el concepto de ciudadanía nunca hubieran podido montarse ni los Erasmus, ni la libre circulación hoy de nuestros hijos, lo que Mario Gaviria (se refiere a un libro publicado por ambos) y yo en el libro llamamos los “tecnomisioneros”. Nuestros jóvenes preparados que no encuentran aquí hoy trabajo y que lo están encontrando en Europa, y eso se puede hacer porque tienen la ciudadanía.

-P- Algo que hoy, de alguna forma, está en peligro. ¿Hay riesgo de andar hacia atrás en estos temas?

-R- Si ocurre será un gran retroceso. Por eso ahora es un gran retroceso que para impedir que los ingleses se salgan de Europa, se les permita que ciudadanos europeos no tengan los mismos derechos que los ciudadanos británicos desde el primer día. Entonces, ¿por qué razón sigo estando en el Partido Socialista? Puede que porque yo creo que ya no tengo edad para andar haciendo cambios, de modo que cuando lo hagan bien les votaré, cuando lo hagan mal, pues me abstendré o votaré a quien crea que lo hace bien.

-Hace cinco años pudiste ser alcalde, al menos intentarlo. Te lo ofrecieron pero luego no mantuvieron la propuesta. Háblanos de aquel dolorosos momento, aquel sueño que no llegó a nacer siquiera por causa de esas peleas internas del PSOE alicantino.

-Eso es verdad. Si mi sueño infantil era ser director de orquesta, mi sueño desde el momento que soy una persona madura y tengo derecho a voto, es ser el alcalde de mi pueblo, pues porque creo que ser alcalde es lo mas bonito que se puede ser en la vida.

-Claro, claro…

-Desde el punto de vista , además de ser padre o ser abuelo, lo mas bonito que se puede ser en la vida y en la política, es ser alcalde de tu pueblo; y, yo, pues me hubiera gustado ser alcalde, por eso cuando me llaman creyendo que es… (silencio, mientras medita a respuesta) y voy y acudo a una cita creyendo que es para otra cosa y me dicen, no, es que te hemos llamado para… para, ofrecerte, este, dije, pues me has ofrecido el sueño de mi vida.

-Además, ¿tu ya conocías las “casa”?

-Efectivamente, sí; yo además había tenido dos etapas en el Ayuntamiento, la del 79–82, con Pepe Lassaleta de alcalde y yo como concejal del Partido Comunista, compaginándolo entonces con el puesto en la Diputación y la del 87–91, como primer teniente alcalde y responsable de Hacienda de las empresas públicas y, entonces, conocía además la vida municipal. Por lo tanto me hacía tilín, y más me hacía tilín sabiendo que, hace cinco años, pues que, eh, llevábamos ya 15 ó 20 años sin… soportando lo que se soportaba.

-Hoy vemos como hay dos nuevos partidos políticos, Podemos, y Ciudadanos en menor medida, que han sacudido la política de este país, ¿opinas que son fenómenos pasajeros o que han venido para quedarse?

-Son fenómenos que han venido para quedarse; podrán tener oscilaciones, y subir una vez más y otras menos, eso lo vamos a ver, pero el gran problema que hay hoy en la coyuntura política española, a mi parecer, no es tanto conformar mayorías que sumen, que eso depende, porque se puede gobernar con 127 o con 130, si que no el tema es ponerse de acuerdo en qué es lo prioritario, sin perder de vista el pensar a largo plazo. Y en ese segundo aspecto de pensar a largo plazo, son cosas tan importantes como el pacto educativo, pues una ley de educación realmente pactada tiene que durar 25 ó 30 años (nuestro plan de estudios era del 57 y duró hasta Villar Palasí o más), en fin, que tiene que durar, los planes educativos tienen que durar, es uno de los temas del largo plazo.

-¿Qué otros temas ves en ese pacto?

-Otro podría ser los temas europeos, que vemos hoy como incluso algunos que se nos intenta meter de matute; otro el tema nuclear. Por ejemplo, vemos estos días el Consejo de Seguridad Nuclear está actuando de una manera irresponsable e intenta prorrogar 17 años de vida de la central nuclear Garoña, lo que sentaría un precedente porque todas las demás centrales cuando lleguen a los 40 años pedirán como Garoña poder llegar a cumplir 60. Esto es irresponsable, sobre todo tras Chernóbil, tras Fukushima, y tras la decisión alemana de cerrar sus centrales nucleares y de las decisiones que se están tomando en el mundo y con el desarrollo que han tenido las energías renovables, es, irresponsable someter a la población a un riesgo como ese, que, además, no está cubierto por ningún tipo de seguros. Aquí nadie conoce que la responsabilidad que habría por un accidente nuclear en España era de 350 millones de euros, hasta que llegó Zapatero y lo subió a 700, pero ¡si eso es una cosa ridícula! O sea, solo pensar en los hipotéticos daños de Cofrentes, bueno, si hubiera un accidente nuclear en Cofrentes, Benidorm y el turismo se acababan porque ¿quién va a venir? O Valencia, que parte de sus aguas pasan por el río Cabriel y por el Júcar, por la huerta, y para todo eso no hay responsabilidad que lo cubra, no hay nada. Pensar en lo urgente y en las cosas a largo plazo, eso es lo que debería ser el programa de gobierno con el que hay que acordar en estos momentos.

-Y los jóvenes, ¿qué mundo les vamos a dejar?

-El segundo punto es el que tu dices, es decir no podemos darle la espalda a los jóvenes. No les hemos dado trabajo, no tienen posibilidad en estos momentos, porque no tienen trabajo, de adquirir una vivienda y lo único que van a hacer algunos es heredar, porque nosotros no heredamos de nuestros padres los pisos y ellos sí que van a poder heredar el nuestro, ¡Dios quiera que sea muy tarde!, a esos jóvenes no podemos decirles que cuando se han metido en política también les cerramos la puerta. Por lo tanto yo creo que ahí hay que ser enormemente generosos para intentar integrar a estos nuevos partidos que se han incorporado a la política; y la tercera, es lo que decía Machado, se hace camino al andar. Ya hemos tenido experiencias de mayorías absolutas con el PP y con el PSOE, que no han sido buenas, y si la realidad de lo que quiere el pueblo español es una pluralidad política, tenemos que empezar a andar ese camino de gobernar en coalición.

-¿Y cómo se superan los recelos que hagan posible ese pacto que comentas?

-Nosotros, en el 79, cuando hicimos el pacto PSOE-PCE para gobernar buena parte de los Ayuntamientos de España, nunca sabíamos cómo iba a funcionar eso y, además, veníamos de unas historias tremendas, que estaban muy abiertas. Y eso lo he vivido yo. Recuerdo que con Joaquin Fuster, que era un socialista veterano, tuvimos que ir a poner paz en Callosa d’en Sarrià, donde había un alcalde del Partido Comunista, y yo, como el único diputado que tenía en la Diputación el Partido Comunista, fuimos allí a poner paz porque todavía seguían hablando de las afrentas de la guerra civil entre los viejos socialistas y los viejos comunistas. Eso, sin embargo, se pudo superar con aquellos gobiernos de coalición donde empezamos a trabajar y la gente recordará a Tierno Galván, como alcalde socialista y con Ramón Tamames del PCE como primer teniente alcalde. Ese camino hay que andarlo,. En Alemania la Merkel y los socialistas no hubieran tomado la decisión de cerrar las centrales nucleares cuando se cumplan su plazo de 40 años si no hubiera sido porque los verdes ya habían entrado en el gobierno con los socialistas en un gobierno y ya se habían empapado de aquel nuevo aire político y de aquellas nuevas ideas que traía el partido de Fischer, de Los Verdes. Luego, eso hay que hacerlo y hay que empezar a gobernar en coalición y hay que empezar a aprender a hacer ese camino.

-¿Tu crees, como algunos defienden, que estamos abocados a una segunda transición?

-El concepto de segunda transición no es nuevo. Don José Mª Aznar cuando llegó al gobierno dijo que él venía a hacer la segunda transición. Entre otras cosas porque en la primera estuvo en contra, y bien en contra. Ahí están sus artículos en la prensa riojana donde estaba contra la Constitución, cuando Fraga le pasaba por la izquierda. ¿Que hay que hacer una segunda transición? ¿En qué sentido? ¿En renovar el pacto generacional que fue la primera transición? Perfectamente. De acuerdo. Porque en la primera transición hubo un pacto generacional. El que representaban los Carrillo, Sánchez Montero, Marcelino Camacho, Manuel Fraga, Fernández Miranda, Torcuato…, toda aquella gente con las nuevas generaciones que llegaban, el Isidoro (Felipe González), y ahí hubo un pacto generacional y que salió muy bien.

-Entonces, ¿quiere esto decir que estás de acuerdo con los que defienden esta tesis?

-Qué la Constitución, que es el fruto más importante de aquel momento, necesita renovarse, pues yo creo que es evidente. Evidente de todo punto. Lo que pasa es que una segunda transición no tiene por qué ser tirar abajo la primera, pero sí tocar bastantes cosas que a lo largo de estos años no han funcionado como lo estamos viendo en estos días. El propio sistema de encargo de la investidura del debate, pues está sin regular. Flojito, cogido con alfileres. En fin, el Rey cuando recibe a Rajoy y le ofrece que vaya a la investidura y este no acepta, le podía haber dicho en ese momento: se lo encargo a Perico de los Palotes porque lo único que dice el artículo 91 de la Constitución es que el Rey oirá a los representantes de los grupos políticos presentes en el Parlamento y, oídos éstos, hará un encargo que se someterá en el Congreso al debate de investidura. Y luego ya viene el artículo que dice como debe ser la investidura. En primera vuelta mayoría absoluta. En segunda vuelta más votos a favor que en contra.

COFRENTES

 

«Si hubiera un accidente nuclear en Cofrentes, Benidorm y el turismo se acababan. Y Valencia y su huerta también, que parte de sus aguas pasan por el río Cabriel y por el Júcar»

-Hablemos ahora de activismo y ecologismo. Ya has dado muestras a lo largo de la entrevista de tu beligerancia con la energía nuclear y acabas de escribir un libro sobre el tema -“Un paraíso estancado” creo que se llama- junto con Mario Gaviria. Danos más argumentos para que nos dé aún más miedo la energía nuclear.

-Es un grave problema. Igual que nos hemos acostumbrado a vivir con los Rayos X y nos extraña todavía cuando llegamos a los hospitales y vemos que pone una señal de esas de peligro y decimos ¿y esto, por qué? ¡Los Rayos X, qué tontería, eh!, pues yo creo que nos hemos mal acostumbrado a vivir con la energía nuclear. El libro de Mario, en el que yo he colaborado con él a lo largo de casi tres años de elaboración, y que es un tercio del trabajo que habíamos hecho, se llama efectivamente “El paraíso estancado”, porque lo que decimos nosotros fundamentalmente es que, y en eso nos basamos en un autor del año 1938, uno de los discípulos de Keynes, que ya hablaba entonces del estancamiento secular, y más o menos venimos a demostrar en el libro es que esta situación de estancamiento, de crecimientos débiles en el mundo desarrollado, va a ser la norma. Ya empieza a ser la norma. La gran Alemania, en el año 2015, no es que ha crecido menos que España, es que a lo largo de los últimos diez años ha tenido crecimientos muy pequeños. Entre el 1 y el 3% de crecimiento de su PIB.

-¿Imaginamos que explicar y hacer entender eso no debe ser tarea fácil en un mundo donde se nos habla constantemente de crecimiento sin límite?

-Sí. Pero es la realidad. También en los EE.UU, también. Los únicos que crecen fuerte son los emergentes. Fundamentalmente China, que crecía por encima de los dos dígitos, y la India, ¡y ojalá sigan creciendo! No se sacan mil millones de chinos de la pobreza si no es con crecimiento. Y el día de mañana, quien crecerá fuerte será África, y ojalá sea cuanto antes, pero en el mundo desarrollado vamos hacia un estancamiento secular. ¿Qué significa eso? Que tenemos que empezar a vivir de otra manera. Y nosotros le llamamos “Paraíso” porque, hombre, estoy estancado pero tengo una renta media de 23000 euros anuales per cápita, que es la que tiene España, o entre 23 y 30 mil según los años, y, chico, se puede vivir.

-Y eso, ¿cómo se lo explicamos a la gente?

-Es decir, lo que pasa es que tendremos que acostumbrarnos a otras cosas. Y esa es la otra parte del libro donde hablamos de la complementariedad alemana, y políticamente no parece correcto hablar bien de Alemania, porque parece que la Merkel, salvo en su labor con los refugiados, es la mala de la película. No estamos viendo cómo, por ejemplo en Alemania han sabido desvincularse fuertemente de lo que llamamos el capitalismo financiero. Ese que mi madre no entendía porque si Japón era tan fuerte seguía bajando el índice Nikkei. Y me decía, oye, dime, que he oído por la radio que ha bajado el índice Nikkei. ¿Por qué baja el índice Nikkei? ¿Japón no es un país tan fuerte? Y a ver cómo se lo explicas.

-Pero, pese a la crisis, no parece que hayamos aprendido la lección…

-Es decir, eso que es el capitalismo financiero que es el que nos ha llevado a esta crisis grande ¡eh!, los alemanes lo han arrinconado y la apuesta ha sido el Banco Central Europeo. Y apuestan por las actividades productivas, es decir, por la industria. Y Alemania va bien porque fundamentalmente exporta y exporta porque sigue manteniendo un tejido industrial potente. Luego, están los minijobs, los trabajos de bajo sueldo en Alemania, pero donde no contamos la segunda parte de la película: el reparto del trabajo, que es algo a lo que tendremos que llegar. ¿O es que se iba a llegar a las 36 horas sin un reparto del trabajo? Lo que hay que hacer es complementarlo.

-Y, ¿cómo lo están complementando en Alemania?

-Pues, los jóvenes que tienen ese trabajo menos remunerado tienen unas ayudas para la vivienda. Es decir, nuestra idea es que las conquistas del estado de bienestar, que es un avance impresionante y que se hace para superar la II Guerra Mundial y para dar estabilidad a Europa con un pacto en el que firma la democracia cristiana, los partidos socialdemócratas, y donde el único partido comunista que afirma que está de acuerdo con eso, aunque no lo firme, es el Partido Comunista Italiano (PCI), y los empresarios y los sindicatos, y donde se dice aquí vamos a crecer, va a haber estabilidad social, pero eso tiene que implicar nuevos derechos sociales. Y ahí nacen las vacaciones pagadas sin las cuales no habría turismo; nacen las pensiones, sin lo cual no habría Imserso ni nada. Eso no lo tenemos que perder y esa es nuestra idea de ese paraíso que hay que conservar aunque esté estancado, aunque tengamos que reconvertirlo.

-En el libro también habláis de la transición energética, ¿qué es eso?

-Si, esa es la segunda parte del libro, el tema de la transición energética. Nosotros defendemos que Europa está madura para hacer el cambio hacia las energías renovables. El país líder del mundo en energía eólica es Dinamarca y el primer país del mundo en energía solar ha sido hasta hace mes y medio Alemania. Ahora le acaba de adelantar China, aunque China es tan grande que cuando crece nos adelanta en todo. Pero es Alemania, era Alemania. Curiosamente era España y ahora somos los terceros. Éramos el segundo detrás de Alemania, ¡cuando tenemos el doble de horas de sol de media que los alemanes! Lo cual indica que algo no estamos haciendo bien, eso seguro. Sin embargo, España es la primera del mundo en energía termosolar y está en eólica en una situación envidiable. Estamos muchísimo mejor que los franceses, que los italianos, y en eólica estamos incluso mejor que los alemanes.

-Y por ahí volvemos al tema nuclear que citabas antes…

-Bueno, nuestra idea es que igual que Alemania, después de Chernóbil y Fukushima, dijo, ostras, hay que hacer algo, Chernobil, donde ahora tiene que poner dinero Europa, trescientos mil millones de euros, para hacer un segundo sarcófago, sigue estando ahí. Y de Fukushima no sabemos, ni sabremos en muchos años, cuáles son las consecuencias, aunque ya empiezan a salir ahora al cabo de tres años las primeras, los primeros casos de leucemia, el cáncer que más afecta y que tiene más origen en las radiaciones nucleares. Y ante esto, ¿qué dijo Alemania? Pues dijo que cuando les toque cerrar a los 40 años las plantas nucleares se cierran, con lo cual a las compañías no las indemnizaremos. Y Las compañías son sensatas. Y a continuación Siemens, una de las que más intereses tienen en lo nuclear va y dice “pues me reconvierto”. ¿Y qué va a comprar ahora Siemens y con quién se va a asociar? Con Gamesa, la española Gamesa, que es la líder en molinillos, en fabricación de aspas y de torres para energía eólica. Y aquí, sin embargo, estos señores que las tienen súper indemnizadas, pretenden mantenerlas ¡hasta los 60 años!, con todos los problemas que además implica. Es decir, todas las centrales están al lado de ríos porque necesitan mucho agua y el agua que se liberaría de no tener que refrigerar Cofrentes, daría suficiente para poder tener agua desde el embarcadero, es decir desde antes de Cortes de Pallás, en todo el Vinalopó y el norte de la provincia de Alicante.

-Una duda, ¿cuantos años le quedarían a Cofrentes, la nuclear más próxima a nosotros?

-Pues a Cofrentes le quedan diez u once años. En España todas las plantas están ya sobre los 30 años. La más antigua era Garoña, que tiene 43 y la siguiente Almaraz que también tiene problemas, que tiene uno de los dos reactores parado y el otro con problemas, porque resulta que lo que no funciona precisamente son los sistemas de refrigeración y es lo más peligroso, claro.

Pereageneral

«El día que se haga justicia al “malvado” Zapatero se tendrá que reconocer que la Ley de Dependencia es más importante que la Ley del Matrimonio Gay y que todas esas cosas»

 

-Por cierto, llevas ya unos cuatro o cinco años jubilado…

-Bueno… jubilado, o sea salí del periódico, por no decir otra cosa, con 62 y cumplí 69 en octubre. A los 63 me acogí a la pre jubilación y entonces… llevo.. por lo tanto ya seis años jubilado

-Y, en tu caso al menos, vemos, que hay mucha vida detrás de esas jubilación.

-Muchísima. Es decir, yo los únicos libros que he firmado los he publicado después de jubilarme, uno que es Doce talentos alicantinos y que fue un encargo de Jovempa (Asociación de Jóvenes Empresarios de Alicante). Son doce entrevistas en público con doce personas, entre ellas Jesús Navarro, “padre” de Carmencita; Paco Torreblanca, el pastelero; las de Rolser, de los carritos de Pedreguer; Vicente Berenguer el de Actiu; Alfonso Vergara, de la Vega Baja; el de Pikolinos, el de los zapatos… bueno pues con esas doce personas salió un primer libro que fue ese. Después, con Mario Gaviria hicimos otro también, este maldito, y diciendo que el AVE era más beneficioso para esta provincia que el tema del trasvase del Ebro, y señalando que el mundo iba a ir por la alta velocidad como lo refleja que se esté pensando en una línea de alta velocidad que una Pekín con París. Ese libro lo hicimos antes de que llegara el AVE a Alicante y fue maldito porque cuestionamos que gente tan inteligente y tan eficaz en lo que es la gestión ferroviaria como Adif y Renfe no pensaron en que ese tren era una equivocación que acabará en un cul de sac que dicen los franceses en la Avenida del Marqués de Salamanca, cuando el mayor mercado de usuarios de ese AVE estaba a 43 kilómetros, en Benidorm y la Marina Baja, y que tenía que haber continuado por lo menos hasta allí. Y, por eso, como planteamos ese tema pues tampoco fue demasiado bien recibido aquí en Alicante por los que piensan que la estación tiene que estar en la puerta de su casa y por muy poco dinero más podía haber sido mucho más rentable. El tercero ha sido El paraíso estancado que ya hemos comentado.

-¿Crees que los partidos políticos cuentan con los mayoes o sólo piensan en nosotros cuando hay campaña electoral por medio?

-Deberían contar más con nosotros. Lo que creo es que la lucidez y la capacidad no dependen de la fecha de nacimiento ni del DNI, eso clarísimo, y por lo tanto esa exclusión de decir que los mayores de equis años ya no contáis –o contamos- para nada, me parece una equivocación, pero tampoco me parece mal que las nuevas generaciones tengan su oportunidad como la tuvimos nosotros. Y en ese sentido me parece bien que entre gente muy joven en el Parlamento para estar un tiempo y luego volver a la vida civil; que no se conviertan, y no miramos a nadie, que saltan de alumno de la Universidad de Alicante a parlamentarios y, claro, como no han hecho otra cosa en su vida, forcejean con dientes y uñas por no ser desplazados de allí porque han hecho de la política un modus vivendi. A la política se va un tiempo a hacer algo, a contribuir a la sociedad, y luego uno tiene que regresar a su profesión, y en ese sentido me molesta menos que no cuenten con nosotros y que lleguen nuevas generaciones.

-¿Cómo te habías imaginado la jubilación y qué cosas consejos nos darías para entrar en ella con buen pie?

-Con Mario Gaviria siempre, cuando hablamos por teléfono, lo primero que decimos es ¡qué hay jubilado hiperactivo! es decir porque… Y Mario tiene hoy un problema físico, una enfermedad degenerativa que no le permite escribir, solo dictar, pero él sigue dándole vueltas y sigue pensando en esto y aquello y curiosamente estos días me decía que por qué no hacíamos un nuevo libro sobre… Quiero decir, eso es seguramente lo importante; si hubiera aquí un médico, si estuviera aquí Merino, nos diría que con eso le hacemos frente al señor Alzheimer y al que se plante por delante. A mi hay algo que sí que me ha cambiado la vida, algo muy reciente, que ha sido ser abuelo. Ser abuelos nos ha cambiado la vida a Emilia – su mujer- y a mi.

-Eso, para las personas mayores, es también algo muy importante, que seguramente nos hace pensar mucho…

– En mi caso, sí. Yo, al menos, lo vivo así. Ser abuelo con 68 años por primera vez es una cosa tremenda porque, claro, es una experiencia tan maravillosa. Todo lo que no disfrutamos de los hijos cuando nacieron porque estábamos en plena actividad profesional, quizás las mujeres pudieron disfrutar algo más. Esto de aprender y ver cómo la cría evoluciona cada día y cómo aprende y como lo que tú le dices, lo que tú le haces, influye en ese aprendizaje, es una experiencia maravillosa. Y, como además, tenemos la suerte de que desde hace tres meses viven con nosotros, se despierta con nosotros, la acostamos nosotros, porque los padres se van a las ocho de la mañana y vuelve a las nueve de la noche, pues es nuestra.

-¿Algún proyecto, algún nuevo libro en la cabeza? Quizás sobre los juegos infantiles, sobre Alicante…

-Pues el único que me había hecho el propósito, además a partir de los 70, que será en el octubre próximo, es escribir un libro de los personajes que he conocido y, claro, ahí están Lorenzo Natali y Pertini, con quienes estuve en su casa… y de Alicante, eso lo pensé en vida con Pepe Lassaleta, lo pensamos los dos en actualizar el libro de don Gonzalo Vidal Tur sobre las calles, pero ese proyecto se murió con Pepe, lo íbamos a hacer los dos juntos pero no lo hicimos.

-Para ir terminando, creo que conoces nuestro trabajo en la Universidad Permanente y del Observatorio de Maymeco, ¿qué te parece y qué ideas nos darías?

-Bueno, yo creo que el Observatorio, que es un hijo de la Universidad Permanente, donde como sabéis fui muchos años PNN consorte pues mi mujer es profesora de la Permanente desde el año fundacional, desde el momento en que Emilio Soler inicia la Permanente y la busca para que dé clases, pues a mi me parece que es una experiencia francamente rica, enriquecedora, la prueba es que de lo que era un tema de clases hoy ha surgido numerosas iniciativas, las tertulias, el grupo literario, el político, vuestros recitales por ahí, que también los he “sufrido” como bien sabéis de consorte y de chofer, la revista… Estamos en una sociedad donde la esperanza de vida es altísima, pensar que quince mil españoles viven hoy con más de cien años, eso es increíble cuando en los años sesenta un centenario se encontraba en la Hurdes y era como una rara avis y salía hasta en el Nodo, ¡y los 15.000 que hay hoy no podría salir ni en…!

-O sea, que, si nos permites la expresión, las personas mayores tenemos futuro.

-Es lo que llaman los modernos nuevos nichos de trabajo, nuevas posibilidades. El día que se haga justicia de verdad al “malvado” Zapatero se verá y alguien tendrá que reconocer que la Ley de Dependencia es más importante que la Ley del Matrimonio Gay y que todas esas cosas. Que se incorpore a la sanidad y a la educación el tema de la dependencia es como la tercera pata del estado de bienestar social y eso es importantísimo, de una trascendencia enorme porque seguro que antes o después todos vamos a llegar a esa edad y a esa situación.

(*) Esta entrevista ha sido posible gracias al trabajo colaborativo de los miembros del Taller de Prensa y Redes Sociales del Observatorio Mayores y Medios de Comunicación (MAYMECO) de la Universidad Permanente de la UA y en su preparación y elaboración han colaborado las siguientes personas: Chelo Oñate, María Luisa Mataix, Mari Carmen Molina, Carlos Alberto Fernández, Dori Lozano, Encarna Muñoz, María José López, Joaquín Edo, Emilia Romera, Lola Mollá, Josép Durá y Tomás Escrivá, todos ellos coordinados por el periodista y responsable del seminario Pepe López Marín.